Piedra Laja- Genoy Nariño

lunes, 18 de enero de 2010

DE AQUELLOS DIAS.....

DE AQUELLOS DIAS….
Una vez más se apodera de mí la musa inspiradora de mi destino y me lleva a caminos ya recorridos, pisadas, huellas, dolores, alegrías y algunas que otras sinrazones. Sin saber cómo ni por qué he decidido continuar con esta tarea que de una u otra forma me sirve de catarsis para las melancolías que aun guarda mi corazón, o quizá podamos llamarlas añoranzas, añoranzas de mi niñez, de la felicidad que da esta gran irresponsabilidad, recuerdo, cuando era niña y tenía algún examen en el colegio para el cual no me había preparado, para mis adentros envidiaba cómo era de fácil la vida de mi papito y de mi mami, porque ellos llegaban de sus respectivos trabajos a la hora del almuerzo y después de degustar suculentas viandas se recostaban los consabidos cinco minutos, no sin antes caminar alrededor de la cuadra (vieja costumbre de mi papa) otros tantos minutos, ellos, solo tendrían que volver a su trabajo y no preocuparse por nada. En cambio yo, pobre estudiante sacrificada por el saber, después de una larga jornada en el colegio (antes se estudiaba en la mañana y en la tarde) llenando mi mente de más de diez materias en un año escolar, confundiendo a Vasco Núñez de Balboa a quien lo hacía subido en rocinante, llevando mirra y oro a Herodes para que no tome represalias contra los moros quienes eran enemigos acérrimos de los hunos, que en ese entonces, pensaba yo, que fueron nuestros primeros pobladores (por aquello de hunos, suponía que después de ellos vendrían los “hotros”). Acabada de llegar del tortuoso camino de la sapiencia y luego de tomar un cafecito con pan de ombligo y nata, (el ombligo del pan, nos peleábamos con mi hermana por guardarlo de regalo para mi mami) había que seguir estudiando para la prueba del otro día y no contentos con eso, en el colegio exigían que se firmara la libreta de deberes después de haber recitado de memoria toda la lección; como dice la poesía aquella “….que duro es tener siete años…más me valieran veinte” . A pesar de mi corta edad, sabía que mis padres llegaban cansados de trabajar (muy considerada yo) y para no molestarles, esperaba que el sueño y el cansancio aletargara su entendimiento y les llevaba a firmar la libreta, asegurando de manera vehemente el cumplimiento del deber, de tal modo que no había necesidad de incurrir en desconfianzas inútiles y pérdidas de tiempo, en tomadas de lección. Así pues, terminaba mi jornada pensando en el día en que no tenga que preocuparme por darle lecciones ni rendirle tareas a nadie. Ya se podrán imaginar cuán lejos estaba de ser sencilla la vida de mis padres; y hoy, al terminar el día, veo con la misma envidia de entonces, aquella “feliz irresponsabilidad” -que les menciono al principio de este cuento- con la que mi hija se despide de mi, con un gran beso y gran abrazo esperando al otro día encontrar su desayuno con pancito de ombligo pero sin nata, porque la nata engorda…….

3 comentarios:

  1. Resulta interesante para mi el giro que va tomando el blog, es decir el giro de autobiografía que le vas dando. Este es un envidiable esfuerzo que reclama capacidad de recuerdo, de memoria. Pronto te darás cuenta que tendrás en tu blog, frente a tí, un espejo del pasado. Estas iniciando un largo viaje, enigmático, introspectivo, un viaje que nadie puede hacer por tí, solo tu misma.

    ResponderEliminar
  2. No solo aparece ante tus ojos tu vida si no la de todos aquellos que hicimos parte de esas memoria. Yo era la que se peleaba por el ombligo del pan y de eso tambien me habia olvidado. Hoy gracias a la maravilla de tu "pluma" (PC) lo recuerdo y me saboreo la nata que entonces no engordaba. Gracias

    ResponderEliminar
  3. Arturo, espero con el tiempo aprender nuevos manejos del blog y ampliar su orientacion, además de ser autobigrafico. Gracias por estar AQUI...AHORA...CONMIGO

    ResponderEliminar